El sector avícola y su importancia para la Cadena de Valor del Maíz Argentino: Dialogamos con el señor Roberto Domenech, integrante de la Comisión de Industria de MAIZAR y presidente de CEPA

Autor: MAIZAR / Fecha: 11/05/06

El sector avícola y su importancia para la Cadena de Valor del Maíz Argentino: Dialogamos con el señor Roberto Domenech, integrante de la Comisión de Industria de MAIZAR y presidente de CEPA (Centro de Empresas Procesadoras Avícolas) 1ª Parte

- ¿Qué perspectivas de producción, y de consumo de maíz como alimento tiene el sector avícola para el 2005?

Roberto Domenech: El sector avícola es el consumidor más importante que tiene el maíz en el mercado interno. La avicultura, en la actualidad, sea en abuelos, padres, reproductores, línea pesada, crianza de pollos parrilleros y la línea de huevos comerciales, está consumiendo alrededor de 2 millones y medio de toneladas de maíz. Este consumo, para el corriente año 2005 va a subir aproximadamente un 10%, producto del crecimiento programado que tiene la industria, y que viene cumpliendo desde un proyecto que se plasmó hacia finales del año 2002, en donde CEPA (Centro de Empresas Procesadoras Avícolas) planteó un proyecto de negocios y crecimiento a desarrollarse entre los años 2003 y 2010.

El primer objetivo, que se logró en el año 2004, fue recomponer los volúmenes de producción, y logramos subir desde 263 millones de cabezas, hasta 340 millones de cabezas, que equivalen aproximadamente a 910 mil toneladas de pollo. Para este año 2005, el cálculo de producción es de 370 millones de cabezas, pasando por primera vez en la historia de la avicultura, el millón de toneladas de producción de carne ya eviscerada.

- ¿A qué factores puede atribuirse esta recuperación del sector?

R.D.: Se debe a que tuvimos la posibilidad de llevar adelante un proyecto, con una tasa de crecimiento del 10% anual, y varios fueron los factores que influyeron para que pudiésemos lograr esto. El primero y más importante es tener costos competitivos, y estos costos están en línea con el nivel de productividad que el sector planteó durante toda la década del ´90, en la cual se insistía en que el sector era absolutamente competitivo, tanto con los EE.UU, como con Brasil, que son los dos principales productores mundiales.

Tenemos las mismas líneas genéticas, porque son las mismas para todo el mundo, logramos con esos animales la misma producción de huevo fértil, que tienen iguales o mejores porcentajes de nacimientos que los producidos en EE.UU. o Brasil, la conversión de alimento balanceado en carne de pollo está dentro del rango internacional, y los rendimientos de faena, exactamente iguales.

El sector se mantuvo permanentemente actualizándose en lo que a equipos se refería, más allá de algún retraso en algunas acciones de mantenimiento, debidas a los difíciles momentos que se atravesaron desde el año ´95 en adelante, siempre el sector se mantuvo en punta en lo que a tecnología respecta. Y no hay otra manera de subsistir en este negocio, la renovación y la adquisición de tecnología de punta es imprescindible.

Cuando se produce la salida de la convertibilidad el sector queda expuesto al mercado internacional, un mercado que ya se venía trabajando desde el año ´96, aún vendiendo a precios que no llegaban a cubrir los costos, y también gracias a un esfuerzo por parte de los países compradores, que nos pagaban un precio más elevado que el del mercado.

A partir de la salida de la convertibilidad quedamos incluso con precios más bajos que los brasileros. Esto nos favoreció enormemente, ya que permitió que muchos mercados en forma inmediata pudieran visualizar, primero los 10 mercados que ya manteníamos, que mostraban que había pollos o partes de pollos argentinos a precios tan competitivos como los brasileros, y que generaron un derrame que hizo que en dos años, entre el 2002 y el 2004, pasáramos de 10 a 37 mercados con presencia continua.

El año 2004 fue un año donde nos lanzamos de lleno a recuperar la producción. Nosotros tenemos una ventaja frente a los otros sectores, y es que sabemos con una precisión casi absoluta la cantidad de reproductoras que han sido alojadas y que automáticamente van a dar la producción del año que viene, es decir que pensar que en el 2005 vamos a tener 370 millones de pollos, no es hacer especulaciones optimistas, sabemos porque hay 3.700.000 reproductoras puestas durante el año anterior.

- ¿De qué manera la influenza aviar repercutió en la producción nacional?

R.D.: En el 2004 apareció algo que no estaba en los cálculos de nadie y fue la Influenza Aviar en el Sudeste Asiático. Esto no nos complicó desde el punto de vista de mercados como destinos, porque era poco el producto que estábamos enviando a ese destino, y si enviábamos era garra, pie y alas. Pero lo más interesante de esto fue que los países más afectados fueron Vietnam y Tailandia, que era hasta ese momento el segundo exportador mundial, con casi 800.000 toneladas de pollo exportado, y eran todos mercados de corte. Tailandia no es un gran productor ni de maíz ni de soja, por lo que pierde competitividad. Esto nos dio un gran espacio, y generó una corriente hacia la Argentina, un país que pudo probar que era libre tanto de influenza aviar como de la enfermedad de Newcastle, de compradores muy importantes, que hizo que pasáramos de exportar entre 55 y 60 mil toneladas en el año 2003, a algo más de 100 mil toneladas en el año 2004 y proyectamos exportar durante el 2005 entre 138 y 140 mil toneladas.

Estos números sobre el plan que nosotros desarrollamos 2003-2010, han permitido que las exportaciones estén un año adelantadas a la perspectiva que nosotros teníamos. Es decir, vamos a exportar en el 2005 el proyecto que teníamos para el 2006.

- ¿Cuáles son los mercados externos más fuertes?

R.D.: Actualmente estamos exportando a 47 mercados en los cinco continentes. Se exporta pollo entero, partes de pollo, cuarto trasero, pechugas deshuesadas, pechugas deshuesadas y marinadas, y los principales mercados son: por facturación Europa, con Alemania e Inglaterra como destinos principales, la UE participa aproximadamente con un 30% de nuestra facturación por exportaciones, luego, en América exportamos a Brasil, a Perú, a Venezuela, a Cuba, etc…, América en volumen es el principal destino, pero en facturación representa aproximadamente un 23%. Luego están China y Hong Kong, con un 13% de nuestra facturación, también Rusia, Emiratos Árabes, Sudáfrica, Japón, Nueva Zelanda, las islas de la Polinesia, etc…, es decir que el pollo Argentino hoy está prácticamente en todo el mundo.

- ¿Cómo afectan las retenciones a la rentabilidad de la industria avícola?

R.D.: Este es un tema que para nosotros es muy importante transmitir. Contrariamente a la suposición que hay en el sector productor, la industria avícola no es competitiva como consecuencia de las retenciones que tienen el maíz y la soja. La industria avícola también tiene retenciones, que son del 5%. En CEPA, tenemos estudios realizados, que demuestran que pese a las retenciones del 20% para el maíz, del 23,5% para la soja, y del 5% para el pollo terminado, estas retenciones al sector le representan un beneficio de solamente el 1,2%, que no deja de ser interesante. Pero si el día de mañana, el gobierno Argentino retirara las retenciones tanto para maíz, soja y pollo, el costo de nuestro producto para exportar aumentaría únicamente el 1,2%.


- ¿Cuáles considera los puntos más fuertes del sector?

R.D.: Nosotros creemos que es necesario transmitir confiabilidad en cuanto a la solidez del crecimiento del sector avícola Argentino. Nuestro país, tanto como Brasil, y los EE.UU, son países que tienen condiciones naturales para transformar proteína vegetal en proteína animal. Primero y principal porque son productores de proteína vegetal con excedentes para exportar, con lo cual, sin ninguna duda, convertir una parte de ellas, y cada vez más, en proteína animal tiene que ser una gran parte de su negocio.

La oportunidad que dan la avicultura, el desarrollo de la industria porcina y el feed-lot, es la de expandir la frontera agrícola, es decir, que el pollo puede transformar maíz en lugares donde su producción puede ser sumamente atractiva, con excelentes rindes, pero por otro lado, es imposible aguantar los costos cuando hay que transportarlo hasta los puertos para su exportación. Esa tonelada de maíz, que hoy vale entre 60 y 80 dólares, puede ser convertida en pollo y pasar a valer 800 dólares por tonelada, lo que permite absorber con mejores posibilidades el alto costo del flete.

En este sentido el primer paso para pensar, tanto para desarrollar la producción de maíz, como su transformación, es tener la certeza de que la industria es una industria previsible, rentable, confiable, y que el negocio está apoyado sobre bases sólidas, que son tanto el nivel productivo, como la competitividad que tiene el sector.

El sector avícola y su importancia para la Cadena de Valor del Maíz Argentino: Dialogamos con el señor Roberto Domenech, integrante de la Comisión de Industria de MAIZAR y presidente de CEPA (Centro de Empresas Procesadoras Avícolas) 2ª Parte

- ¿Considera importante la acción de MAIZAR como interlocutor entre los diferentes sectores de la cadena?

Roberto Domenech: Nosotros estamos trabajando permanentemente en la Comisión de Industria de MAIZAR, y entre las cosas que consideramos importantes como vínculos y asociaciones estratégicas, encontramos como prioritario sugerir, inducir y promover a aquellos productores de maíz que estén en zonas donde tengan cerca una integración avícola, a destinar una parte pequeña de su campo a construir dos galpones para la crianza de pollos. Me refiero a galpones de 150 metros por 12 metros de ancho, que equipados pueden tener un valor de entre 130 y 150 mil pesos cada uno, y permitirían albergar aproximadamente entre 18 y 20 mil pollos cada uno por cada crianza, es decir, que con dos galpones podríamos criar entre 36 y 40 mil pollos cada 70 o 75 días. Pueden hacerse interesantes acuerdos con las empresas productoras en materia de integración, donde la misma empresa podría incluso incorporar personal propio para el manejo de esas granjas, y de esta manera tener en una pequeña parte de su explotación un equipo transformador de su cosecha de proteína vegetal, en proteína animal.

- ¿Entonces ese productor debería automáticamente convertir ese maíz en alimento balanceado?

R.D.: No es necesario complicarnos tanto. Lo que podría hacer ese productor es establecer un vínculo, un negocio. Es decir, podría venderle parte de su cosecha a la integración que tiene su molino de alimento balanceado.

De esta manera, se genera una transformación de materia prima primaria, en una materia prima de origen agropecuario, dentro de nuestro propio país.

- En ese sentido hay mucho por aprender…

R.D.: Si, tengamos presente que por ejemplo Brasil, hace 7 años atrás, importaba maíz de Argentina, para transformar tanto su producción como las importaciones desde Argentina, en 7 millones de toneladas de carne de pollo, en casi 4 millones de toneladas de carne porcina y también, en un número muy alto de toneladas de carne bovina.
Este año, y debido a las altas sequías que afectaron a todo el territorio Brasileño, su cosecha será mucho menor, pero debido al continuo crecimiento de sus industrias de transformación, van a ser compradores de 4 a 5 millones de toneladas de maíz. Las industrias transformadoras de Brasil, son realmente potencias.

- ¿En que posición está la Argentina actualmente respecto a otros países productores?

R.D.: Nuestro país no está lejos de poder comenzar un camino en esa línea. Existen muchos productores de maíz y de soja que también tienen en sus campos galpones para criar pollos, espacio para criar cerdos, y tienen toda una producción integrada.

La industria avícola esta muy lanzada y consolidada, cuenta con 14 establecimientos habilitados para exportar a la UE, y ese es uno de los estandares de calidad más importantes que tenemos. Además, contamos con presencia en 47 mercados internacionales, y todos ellos con potencialidad de crecimiento. El comercio mundial de carne de pollo es de 6 millones de toneladas anuales, y la Argentina este año va a llegar a exportar 100 mil toneladas, es decir que está participando con el 1,5% del mercado. Brasil participa con 2.700.000 toneladas, con lo cual, sin ninguna duda, nosotros estamos en condiciones de mantener este ritmo de crecimiento en el mercado internacional, sin ningún tipo de sobresaltos.