Autor: MAIZAR / Fecha: 17/01/07
Para que la Cadena de Etanol Argentino se desarrolle en forma coordinada y maximice el potencial de nuestro país como proveedor de energía cada uno de los integrantes de esta cadena de valor deberá llevar a cabo las siguientes acciones clave:
El sistema científico y tecnológico, tanto público como privado, deberá promover la investigación en biotecnología de maíz. El maíz es dos tercios almidón, el cual se convierte en etanol y dióxido de carbono durante un proceso de destilado y fermentación. El proceso biotecnológico es el más lento y difícil de implementar ya que debe demostrar seguridad tanto para el campo como para el medio ambiente.
Asimismo, deberán investigar para desarrollar las enzimas necesarias para el proceso industrial tales como las amilasas que descomponen al almidón en azúcares fermentables. Bebidas fermentadas como la cerveza y el vino son producidas desde hace miles de años a partir de enzimas y levaduras naturales presentes en granos y azúcares. Pero en los tiempos modernos, el rendimiento de la fermentación y la destilación ha mejorado notablemente. En Brasil el etanol es producido a partir de la sacarosa obtenida de la caña de azúcar, pero en ambientes más templados como Argentina es más económico usar almidón, generalmente proveniente de maíz o sorgo, como materia prima fermentable. A diferencia de la sacarosa, el almidón previamente debe ser descompuesto a azúcares fermentables usando enzimas obtenidas de fuentes microbianas. En los EEUU hay algunas compa&! ntilde;ías que en estos d&ia cute;as investigan métodos que eliminen la necesidad de cocinar el grano o almidón antes de la fermentación. Nuevas enzimas que trabajen eficientemente a la temperatura de fermentación ayudarían a la industria de etanol a mejorar notablemente los rendimientos obtenidos. Entretanto, los productores de enzimas y levaduras vienen desarrollando nuevas tecnologías a través de una selección intensiva de cepas y otras técnicas modernas de mejoramiento.
El Departamento de Energía de los Estados Unidos impulsa activamente, tanto a la industria como a otros actores, a desarrollar la producción de etanol a partir de la fermentación de materias primas históricamente más difíciles, tales como la celulosa y hemicelulosa, que son menos caras que el almidón, pero mucho más difíciles de almacenar, hidrolizar y fermentar. Los productores de etanol, enzimas y levaduras buscan nuevas formas de hacer negocio a partir de la oportunidad de convertir la celulosa y la hemicelulosa en etanol de modo tan eficiente como el almidón. Esto permitiría utilizar no solamente al grano de maíz, sino también hojas, tallos y marlos, haciendo la producción más eficiente.
Además, deberán profundizar los estudios para el uso de etanol como combustible en motores diesel y nafteros, buscar nuevos usos industriales para el etanol -no combustible- e investigar otros usos energéticos para el maíz y sus subproductos.
A nivel de la provisión de insumos el campo de acción se centra en el desarrollo de nuevos híbridos y eventos biotecnológicos para etanol y otros usos. En los EEUU las compañías de semillas vienen desarrollando este tipo de híbridos específicos desde hace algunos años, incrementando en gran cantidad los rendimientos obtenidos. La primer etapa de este proceso consiste en identificar los híbridos comerciales que producen el mejor almidón, la principal materia prima susceptible de ser transformada en etanol mediante un proceso de fermentación y destilación. Como la mayoría de las plantas de etanol en ese país son propiedad de cooperativas de productores agropecuarios cada aumento en el rendimiento obtenido de etanol resulta en un importante retorno de la inversión realizada por los productores. La segunda etapa consiste en desarrollar los hí! bridos necesarios para obtener los mayores rendimientos de maíz por hectárea y los mayores rendimientos de etanol por tonelada de maíz. Los rendimientos vienen creciendo aceleradamente en los últimos años gracias a las adelantos de la biotecnología y a las mejoras en prácticas de cultivo.
El promedio de obtención de etanol promedio está hoy en 417 litros por tonelada de maíz, un 5% mayor a los 400 litros por tonelada que se obtenían pocos años atrás. Ese índice de conversión puede alcanzar pronto los 490 litros por tonelada –ver gráfico-, debido a la probable adopción de las nuevas tecnologías de proceso, dos de las cuales se detallan a continuación:
Conversión de la fibra de maíz: La fibra representa alrededor de un 10% del grano de maíz. El proceso convencional para fabricar etanol no utiliza esta parte del grano. La fermentación de la fracción fibrosa del grano puede incrementar los rendimientos de obtención de etanol a partir de una tonelada de maíz en un 10 a 13%.
Híbridos con almidón altamente fermentable: Las compañías semilleras están produciendo híbridos de maíz específicos par etanol que contienen altos niveles de almidón fermentable. Una tonelada de estos maíces rinden de 3 a 5% más de etanol que los híbridos convencionales.
Una oportunidad para la industria e ingeniería argentina está en el desarrollo de tecnología local para la construcción de plantas de etanol a partir de la vinculación con los líderes mundiales de esta industria, así como en la provisión de los insumos necesarios -enzimas, bacterias y otros-. Los avances de la tecnología aplicada al proceso de producción han hecho que en la actualidad la conversión de maíz en etanol sea mucho más eficaz y productiva que en las plantas de primera generación que operaban en la década del 80. Se redujeron en forma considerable los requerimientos de energía, se incorporaron sofisticados procesos de automatización, factores que junto a los nuevos híbridos y enzimas han contribuido a disminuir los costos y aumentar el volumen de etanol obtenido.
Por su parte, las comunidades locales, provinciales y nacionales, tendrán que acompañar el proceso y asumir el compromiso de alentar el desarrollo en cada una de estas plantas que implican grandes inversiones y la creación de nuevos empleos para estas comunidades.
En relación a la comercialización es fundamental atraer a los líderes del comercio mundial de etanol, biocombustibles, combustibles y sector energético a conocer el potencial de la Argentina como proveedor confiable de etanol. En este sentido, MAIZAR viene trabajando intensamente junto a la Cancillería y SAGPyA para lograr acceso preferencial a los mercados más importantes del mundo.
Además, deberá promoverse el desarrollo local de una infraestructura comercial para esta nueva industria, planificar y desarrollar la logística adecuada para su desarrollo a escala internacional. -Alcoholductos, puertos y terminales, acopio de maíz, subproductos y etanol, trenes y camiones-.
Deberá desarrollarse el Mercado de futuros y opciones de etanol y subproductos de esta nueva industria, además de efectuarse una cuidadosa planificación de los instrumentos financieros idóneos y deberán emitirse documentos públicos y privados para apoyar su desarrollo y crecimiento.
Una oportunidad para los productores agropecuarios
Los productores agropecuarios, por su parte, deben promover la construcción de plantas de etanol propiedad de productores agropecuarios asociados e impulsar su participación en el desarrollo de los negocios necesarios para el nacimiento de esta nueva industria. Esto comprende la adopción de nuevas tecnologías de cultivo e incentivar el compromiso con los proveedores de insumos para el uso de la nueva tecnología y con la producción de maíz y sorgo para aprovisionar a las nuevas plantas.
Las inversiones en nuevas plantas de producción de etanol, los desarrollos tecnológicos asociados y los gastos propios de su producción generan un efecto positivo sobre la economía general estimulando la demanda global y particularmente en la actividad económica de las comunidades rurales donde se localizan las plantas de producción, creando nuevos puestos de trabajo, directos e indirectos.
La instalación de una planta en una región incrementa necesariamente los ingresos de los productores agropecuarios, ya que la mayor demanda hace que reciban un mayor precio por sus cultivos, lo cual implica un aumento en el precio del maíz y/o sorgo en su lugar de localización.
Debe tenerse en cuenta que la Ley Nacional de Biocombustibles otorga ventajas impositivas a aquellas plantas que sean propiedad de PyMES y productores agropecuarios para alentar la instalación de medianas plantas de producción en zonas rurales.
En los Estados Unidos, principal productor de etanol del mundo junto con Brasil, más del 50% de las plantas son propiedad de grupos o cooperativas de productores agropecuarios asociados, que vieron en ellas una forma de incrementar la demanda y asegurar el precio futuro de su producción de granos, diversificar su inversión y participar de un negocio industrial, además de minimizar los costos de transporte, lo que permite a cultivos energéticos como el maíz o el sorgo desarrollarse en zonas marginales donde su producción es inviable debido al elevado costo de los fletes. Como ejemplo de lo expuesto destacamos la reciente instalación de una planta de etanol en South Dakota, propiedad de 914 productores agropecuarios asociados.