Autor: MAIZAR / Fecha: 11/01/11
Cada millón de hectáreas adicionales producidas de maíz genera más de 34 mil viajes de camión, o alrededor de 120 millones de pesos de facturación adicional al sector transportista.
Transportistas y productores conocen esa realidad: el flete ocupa el primer renglón de costos directos en la producción de maíz, seguido por los fertilizantes, la semilla, las labores y los herbicidas.
Por lo tanto, debería existir una alianza natural entre ambos eslabones de la cadena de valor del maíz. Sin embargo, hoy nos encontramos ante una situación tirante y compleja en lugar de estar frente a lo que tendría que ser una unión en provecho de todos.
Desde hace ya varios años, y cada vez en forma más exacerbada, enfrentamos situaciones en las que no prima la negociación comercial entre las partes. Existen, en numerosas zonas productivas, imposiciones directas de tarifas de transporte a acopiadores y productores, sin posibilidad de negociarlas. Esta práctica se va extendiendo a pesar de que muchos transportistas trabajan en forma honesta y negociando normalmente las tarifas en un clima de cooperación con los otros actores de la cadena involucrados, como acopios y productores.
En algunas localidades, muchos productores fueron testigos de “prohibiciones” al ingreso de camiones que pertenecen a otras zonas por parte de los transportistas locales. También asistimos, en algunos casos, a la “cuotificación” forzada del uso del ferrocarril a los acopios de cereales, a quienes no se les permite el libre uso del tren para el transporte del cereal.
Todo esto, en un ambiente de amenazas, llamados y advertencias a distintos actores de la cadena de valor del maíz por parte de grupos que intentan imponer su voluntad por la fuerza.
Desde la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (Maizar) creemos que transportistas, productores, acopiadores e industrias transformadoras debemos tener una mirada de largo plazo. La imposición de tarifas por la fuerza finalmente termina afectando a los mismos que las imponen, ya que activa todos los mecanismos para evitarlas, generándose un ambiente tenso y de rechazo entre las partes que afecta a uno de los insumos más importantes para los actores de la cadena de valor del cereal: la confianza.
Todos los insumos (bienes y servicios) que se comercializan entre los distintos eslabones de la cadena lo hacen en un marco de libertad de negociaciones comerciales y de respeto entre las partes. El transporte, principal insumo del cultivo de maíz, no puede ser la excepción. De serla, algunos transportistas estarían actuando en perjuicio de la totalidad de la industria del transporte, pues el maíz es el cultivo que más trabajo por hectárea sembrada brinda a esa industria.
Por todo esto, desde Maizar instamos a todos los actores de la cadena a trabajar en conjunto y a buscar la mejor manera de tener en cuenta los intereses del conjunto, pero siempre dentro del marco de la ley.