Autor: Nota publicada en Clarin Rural 27/11/2010 / Fecha: 03/12/10
En la Argentina ya se pican para silo un millón de hectáreas de distintos cultivos. El 70% es de maíz.
El silaje ha adquirido una relevancia creciente en los esquemas productivos argentinos. Hoy, en nuestro país se pican 1 millón de hectáreas con el objetivo de obtener un alimento que aporta estabilidad en los sistemas pecuarios con base forrajera, permitiendo aumentar la carga, disminuir la presión de pastoreo y balancear las dietas.
Más de 700.000 hectáreas de maíz, 200.000 de sorgo y 100.000 de pasturas, se pican y ensilan anualmente en Argentina, según informó Luis Bertoia, docente de la Universidad de Lomas de Zamora e integrante de Maizar, en el IX Congreso Nacional de Maíz, que se llevó a cabo en Rosario la semana pasada. De acuerdo al profesional, el 85 % de nuestros tambos suplementan con silaje y el 32 % de la leche generada en el país proviene de este alimento. Y, aunque apenas el 10 % de la carne producida -fundamentalmente en feedlots- se obtiene a partir de él, los sistemas cárnicos consumen el 54% del total del silaje.
Tal como lo definiera Pedro Rimieri, de INTA Pergamino, el silaje es la cosecha temprana de la planta entera, picada, compactada y conservada en un medio anaeróbico que favorece la fermentación láctica y le confiere una calidad diferente.
Este recurso aporta una gran cantidad de materia seca (MS) por hectárea y constituye una excelente fuente de energía y fibra de alta calidad, siendo útil para balancear dietas con bajos niveles de carbohidratos solubles y elevados de proteínas.
Al mismo tiempo, permite aprovechar la planta entera entregando un alimento de bajo costo y buena palatabilidad, que posibilita conservar los nutrientes en el tiempo.
A la hora de planificar la producción de silaje de maíz, es importante tener en cuenta la fecha y densidad de siembra, la necesidad de fertilización, el control de malezas y plagas, y la morfología del híbrido. En la cosecha, el momento y altura de corte, el tamaño de picado y el tipo de almacenaje son determinantes en la calidad final del producto. Desde Maizar recomiendan, también, tener especial cuidado en la extracción y suministro del alimento, a fin de conservar la anaerobiosis y la calidad del mismo.
Para Bertoia, la densidad óptima de siembra depende de cada ambiente: en los buenos podrá ser hasta un 30% superior a la densidad normal de un maíz para grano, mientras que en los de menor calidad no deberá ser mayor al 10 % de ese valor.
El especialista aconseja cosechar la planta con un nivel de 30% a 40% de MS, ya que por encima de este valor comienzan a registrarse pérdidas de calidad. Si, por el contrario, la humedad es demasiado elevada, se pueden producir pérdidas de MS por escurrimiento. Según el docente, en híbridos normales, la cosecha en estadio entre 1/4 y 1/2 de grano pastoso, maximiza rendimiento y calidad para silo.
Respecto del tamaño de picado, cuanto mayor sea este, más tiempo permanecerá en el rumen, aumentando la digestibilidad; sin embargo puede haber una menor tasa de consumo.
La producción de silaje avanza rápidamente. Sin embargo, existen algunas limitantes. Por caso, las ineficiencias en el manejo de los silos representan entre un 20% y un 50% de pérdidas en calidad o cantidad, tal como precisara Bertoia.
Asimismo, hay escasa información técnica sobre híbridos específicos, hallándose en este mercado inmaduro una buena oportunidad para las semilleras. Otro inconveniente lo constituyen las micotoxinas, teniendo en cuenta que un 35% de silaje contaminado en la dieta representa 2,6 lt/vaca/día de pérdida y 300 gramos menos de carne diarios por animal, según distintos estudios.
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