Autor: MAIZAR / Fecha: 04/10/11
MAIZAR viene trabajando desde su fundación para instalar el concepto de “Cadena de Valor”. Dicho concepto fue presentado en el año 1957 por el profesor de la Universidad de Harvard, Ray Goldberg, quien sostuvo que “Un sistema de agronegocios de commodities engloba a todos los participantes involucrados en la producción, procesamiento y el marketing de un único producto agrícola. Tal sistema incluye a todos los participantes en las sucesivas etapas, desde los insumos iniciales hasta el consumidor final. También incluye a todas las instituciones que afectan y coordinan las sucesivas etapas del flujo de commodities”.
Esta nueva visión, que en lugar de separar a los sistemas agroalimentarios en sectores primario, industrial y de insumos o servicios, los sitúa alrededor de productos únicos, fue muy útil para resolver ciertos debates sociales que impedían el desarrollo, como la antinomia campo versus industria, o la lucha entre productores y consumidores. Se comprendió que la mejor solución al aumento de los precios al consumidor era incrementar la oferta. Este concepto también rescató el valor que tienen la transparencia y la competencia en los mercados, sin posiciones dominantes o asignaciones arbitrarias, y reforzó el valor que tienen las exportaciones para el desarrollo de los países, desvaneciendo la idea de que la exportación es solo la venta del remanente.
Los países que pusieron en práctica este novedoso concepto lograron un rápido crecimiento de sus capacidades productivas, pero también lograron generar una gran cantidad de puestos de empleo, incluso en los países más pequeños e industriales como Japón. También les sirvió para captar inversiones y conquistar mercados internos e internacionales. Fue a partir de este concepto que los países pudieron desarrollarse en forma armónica y generar una gran cantidad de oportunidades para toda la sociedad.
En su concepción más moderna, las cadenas de valor son organizaciones que se construyen sobre una estructura, una estrategia y una cultura institucional. La estructura de las cadenas de valor del maíz y del sorgo cuenta con cinco eslabones, que están representados en MAIZAR, que son: ciencia y tecnología, insumos, producción agropecuaria, industria y comercio. La cadena también se relaciona con otras instituciones, el sector público, empresas de servicios e infraestructura y la sociedad.
Estas cadenas generan una gran variedad de productos: granos, carnes, lácteos, productos de las moliendas húmeda y seca, semillas, agroquímicos, fertilizantes, líneas parentales, maquinaria, biotecnología, tecnología industrial y un conjunto de nuevos productos como etanol y biogás, bioplásticos y biomasa o silaje para fines energéticos.
Para que la cadena de valor se desarrolle en forma eficiente, además de una estructura diseñada para su máximo desarrollo, debe tener una estrategia sobre la cual orientarse y asignar recursos. Siguiendo la concepción del prestigioso profesor chileno de estrategia Arnoldo Hax, la primer decisión que tomó MAIZAR fue desarrollar una estrategia basada en las relaciones entre los integrantes de la cadena de valor y con sus agentes externos. Además, dicha estrategia fue orientada hacia la fijación de metas comunes, que deben ser altamente demandantes y exigentes, pero apuntando a objetivos logrables, que motiven el alcance de metas aún más altas. Para lograr los objetivos es fundamental que exista una fuerte interacción entre los sectores privado y público, para que las metas fijadas sean comprendidas y compartidas y se eviten descoordinaciones entre la acción legislativa y el desarrollo de empresas y negocios. Según la concepción de Michael Porter la estrategia debe apuntar a maximizar el desarrollo de las ventajas competitivas de cada uno de los eslabones de la cadena, y esta competitividad debe poder sostenerse en el tiempo. Solo así los distintos productos de las cadenas de valor del maíz y del sorgo podrán competir en los mercados, atraer inversiones y generar puestos de empleo y niveles de ingresos más altos para la población.
La estructura se asienta sobre una cultura institucional orientada a facilitar las tareas, minimizar los conflictos y maximizar el cumplimiento de objetivos. Debe ponerse especial foco en la forma en que se debate, se negocia y se logran las metas. La cultura institucional de MAIZAR se basa en ciertas destrezas que deben cultivarse en todos los ámbitos de trabajo. Es fundamental desarrollar un sentido de pertenencia a la cadena de valor, que incluya a todos sus actores actuales y potenciales. Además, dicha pertenencia implica dedicación y compromiso con la fijación de metas y con las acciones necesarias para lograrlas. Para lograr los objetivos es fundamental potenciar la comunicación. Las conversaciones construyen posibilidades y acciones, y generan un alto nivel de confianza. Y solo las sociedades con altos niveles de confianza pueden lograr niveles de coordinación capaces de crear grandes organizaciones y redes orientadas hacia una permanente búsqueda de competitividad a través del aprendizaje continuo.
El concepto de cadena de valor debe ser la base para el diseño de una estrategia pública o privada porque es fundamental para superar ciertos prejuicios sociales como el enfrentamiento campo versus industria, y para captar inversiones, ganar mercados y generar empleo e ingresos más altos para la población. Hay que aprovechar hoy esta oportunidad histórica que tenemos para desarrollar nuestra sociedad a partir de este sencillo concepto de “Cadena de Valor”.