Autor: Universidad Nacional de Río Cuarto / Fecha: 25/01/15
Desde la Universidad Nacional de Río Cuarto realizaron una serie de estudios que permiten consolidar estrategias concretas para reducir las brechas entre los resultados a obtener en los distintos cultivos.
La población mundial crecerá un 34% de cara a 2050, alcanzando los 9100 millones de habitantes. Esta situación ha llevado a la FAO a estimar que será necesario incrementar en un 60% la producción agrícola global (cerca de un 77% en los países en desarrollo) hacia el 2050 para alcanzar la oferta de 3070 kcal por habitante por día. Este aumento de la producción mundial puede obtenerse básicamente a través del incremento en el rendimiento de los cultivos puesto que la superficie agrícola se puede expandir escasamente. Se estima que este aumento por unidad de superficie aportará cerca del 80% del aumento requerido en producción agrícola para el 2050.
Potenciales y brechas
Comprendiendo la importancia del contexto descripto, los investigadores Gabriel Espósito, Cecilia Cerliani y Guillermo Balboa, de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Córdoba, destacaron recientemente un informe en el cual se plantean rendimientos potenciales para distintos cultivos en los cuales aún se perciben brechas en relación a los resultados actuales. Se entiende por Brecha de Rendimiento la diferencia en ton/ha que existe entre el rendimiento potencial alcanzable y el actualmente alcanzado para una zona o región.
En el caso del maíz, los técnicos establecieron que el rendimiento potencial para el sur de Córdoba con híbridos comerciales fue de 18.75 t ha, con extremos entre 16.30 y 22.37 ton/ha. Los autores encontraron que, bajo estas condiciones, el rendimiento potencial se incrementó linealmente con aumentos en la radiación solar global registrada entre el 1 de diciembre y el 20 de enero de cada campaña. Considerando las 6.54 ton/ha obtenidas en promedio en Córdoba durante las mismas campañas, se establece una brecha de 12.21 ton/ha: los productores logran sólo un 35% de la producción potencial. Se apunta a que la principal causa de las brechas de rendimientos es la disponibilidad hídrica y nutricional.
Variabilidad temporal y espacial
En la mayoría de las regiones agrícolas de Argentina, la oferta hídrica de cada año en particular no sólo determina el rendimiento de los cultivos, sino que además define la interacción entre la producción y la respuesta a la fertilización.
A esta variabilidad temporal en la oferta de recursos, debe agregarse la variabilidad espacial de agua y nutrientes, lo cual también puede explicar grandes variaciones del rendimiento dentro de cada lote de producción.
Estudios anteriores establecieron que la variabilidad espacial del rendimiento de maíz en el sur de Buenos Aires depende fuertemente de la profundidad del horizonte calcáreo (tosca), asociada a la disponibilidad hídrica del perfil. Para manejar esta situación se han desarrollado técnicas de delimitación de zonas de manejo homogéneas (ZM) dentro de los lotes de producción.
Se ha evaluado el efecto de estas técnicas en el sur de Córdoba indicando que el mayor impacto productivo y económico de considerar las ZM se centra en la densidad de siembra y en la fertilización variable. En general, en siembras tempranas es conveniente variar la densidad mientras que en siembras tardías es menos frecuente su conveniencia.
Manejo nutricional eficiente
Mediante la optimización económica por funciones de producción se puede establecer la dosis óptima económica de N (DOEN) por zonas de manejo.
Según el documento de la Universidad de Río Cuarto, y para el caso de los años secos convendría fertilizar con mayor dosis los sitios con alto CTI (receptores de agua), mientras que en años normales y húmedos ocurre lo contrario. Este método presentó una eficiencia agronómica en el uso del N superior en un 48% a la variación de N por ZM.
Es decir que la fertilización se puede variar espacialmente mediante dos criterios, el criterio de variar la dosis en forma discreta por ZM o hacerlo en forma continua, tal es el caso del manejo del N, a través de los atributos de terreno (AT). En forma discreta, en algunos lotes es conveniente variar la dosis de fosforo (P) o zinc (Zn), manteniendo el concepto de umbrales críticos (18 y 1 ppm, respectivamente).
En cambio ha sido demostrado que el manejo variable del N en el oeste de Córdoba es conveniente bajo el criterio continuo y según el pronóstico climático (húmedo, normal o seco) y el índice topográfico compuesto como variable espacial íntimamente relacionada con la dosis óptima económica de N.
Micronutrientes
Entre los principales micronutrientes a utilizar en los cultivos extensivos en la región pampeana se destaca el Zn. Además y en cuanto al momento de aplicación, la misma puede realizarse mediante voleo anticipado, al momento de la siembra incorporado al suelo, o bien en estadios iniciales del cultivo y hasta V6.
Considerando que existe antagonismo entre el P y el Zn, se destaca que la eficiencia agronómica en el uso del P del fertilizante (EAP) se puede mejorar cuando se realiza de manera conjunta con la fertilización con Zn. Este cambio en la eficiencia en el uso de los nutrientes evidencia una vez más la conveniencia de la fertilización balanceada de los cultivos sobre la producción de granos.
Manejo integrado
Para evaluar un manejo integrado de la fertilización optimizada por ambientes que permita acortar las brechas de rendimiento se realizó un experimento sobre un lote comercial de producción de un establecimiento de la zona rural de Las Vertientes (Río Cuarto, Córdoba), en el cual se comparó la fertilización variable con similar dosis aplicada en forma uniforme y con la dosis normalmente utilizada por el productor con aplicación uniforme. El estudio se realizó para maíz temprano (siembra de septiembre) y tardío (siembra de diciembre) implantados en el mismo lote durante la campaña 2012/13.
Los resultados encontrados indicaron mejoras en la producción de maíz, principalmente en la ZM de alta productividad, alcanzando en la siembra temprana los 13,43 ton/ha en el tratamiento de manejo variable de densidad, P y N en comparación con los 12,65 ton/ha del tratamiento promedio uniforme y los 10,14 ton/ha de la dosis productor uniforme.
“Los resultados encontrados en la implementación de estrategias productivas a escala sitio específico, permiten concluir que se han desarrollado técnicas de manejo variable de insumos y fertilizantes que han mostrado un desempeño aceptable y ventajas productivas y económicas respecto a la aplicación uniforme. De esta manera se puede aplicar un manejo nutricional eficiente para maximizar la producción de los cultivos", concluyeron los investigadores.